Culebra real de California

Capturando culebra real de California, en Las Palmas de G.C.
Imagen tomada de laProvincia.es

En respuesta a la amenaza planteada por las especies exóticas invasoras a la seguridad ambiental y  a la biodiversidad, más de 170 Estados ratificaron un documento vinculante en 1992, denominado “El Convenio sobre la Diversidad Biológica” (CBD). Es el único documento vinculante y mundialmente aplicable que trata de manera general la introducción, el control y la erradicación de especies invasoras. En dicho documento se solicita a las partes firmantes, y España lo es, en el artículo 8h, que en la medida de los posible y según proceda, impidan la introducción y favorezcan la mitigación de los efectos negativos mediante el control y la erradicación  de las amenazas.

Los impactos de las especies invasoras sobre los ecosistemas y sus habitantes son inmensos, insidiosos y usualmente irreversibles. Aunque el “Principio de Precaución” postula que la falta de pruebas específicas inequívocas no debe alegarse como razón para aplazar las acciones destinadas a evitar el deterioro ambiental, lamentablemente es la falta de voluntad política el mayor obstáculo hoy en día a la hora de implementar acciones para la preservación de los ecosistemas amenazados por las invasoras.

¿Qué medidas existen para responder a las invasiones? La erradicación cuando sea viable, el confinamiento o el  control a largo plazo. Las técnicas utilizadas deben ser rentables; inocuas para el medio ambiente, la vida y la salud humana, animal y vegetal; y aceptables desde un punto de vista social, cultural y ético. La IUCN hace hincapié en la necesidad de actuar rápidamente para erradicar, confinar o controlar las especies invasoras nuevas, aun si desde el punto de vista científico subsisten dudas acerca de las consecuencias de la invasión a largo plazo.

Medidas a corto plazo son los planes de emergencia que permitan a las autoridades poner en marcha medidas rápidas de actuación cuando se detecta una invasión y que deberían dar prioridad a la erradicación durante las primeras fases.

A largo plazo, las cuestiones relacionadas con el manejo y control de las especies exóticas tienen que orientarse de forma estratégica y deben llevar implícitas asignaciones de responsabilidades fiscales, administrativas y operativas.

Los métodos de lucha deben ser diseñados y seleccionados según las circunstancias y según el resultado de una evaluación de costes económicos, sociales y ambientales y basarse en conocimientos científicos. Además deben ser sometidos a análisis de riesgos previos exhaustivos.

Los métodos mecánicos eliminan las especies manual o mecánicamente, con cosechadoras, trampas o armas de fuego.

Los métodos químicos usan insecticidas, herbicidas o venenos, velando porque solo afecten a las especies a las que van dirigidos y evitando el desarrollo de resiliencia por parte de las especies con las que se está trabajando.

Los métodos de lucha biológica hacen un uso intencional de enemigos naturales de las especies exóticas que combaten.

Otro método es el manejo del hábitat, lo que supone realizar medidas como la quema, la roza etc.

Y finalmente, tenemos el manejo integrado que combina métodos descritos más arriba, basándose en la investigación ecológica, el monitoreo periódico y una cuidados coordinación.

La erradicación implica la eliminación total de las invasoras en el medio ambiente y además forzosamente lleva aparejado el cerrar las vías de entrada que la especie haya utilizado para colonizar el nuevo territorio. El confinamiento es definido como las acciones encaminadas a forzar que las especies invasoras queden acotadas en una zona determinada para evitar su dispersión o proliferación. Y el control busca minimizar la población de invasoras; muchas veces se convierten en acciones a largo plazo, y pueden llegar a ser la antesala de erradicaciones definitivas. Si es posible reducir a mínimos una población reproductora de invasoras, quizá sea viable dirigir los esfuerzos a la erradicación.

Es vital tener en cuenta que lucha contra las especies invasoras no sería completa si tras la erradicación, control o contención no se desarrollan programas de reintroducción o restablecimiento de las especies nativas de la zona, lo que devuelve y potencia la diversidad biológica nativa. Obviamente, si las causas originales de la desaparición no han sido resueltas, si las especies nativas no son protegidas por la legislación y el hábitat original no es reestablecido, toda operación de reintroducción será un fracaso.

 

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