Isla de Ascensión (UK), 2009. Foto: Susana Saavedra

Isla de Ascensión (UK), 2009. Foto: Susana Saavedra

La familia de los Estorninos es enteramente originaria del Viejo Mundo y los encontramos en mayor concentración en las regiones Indomalasia y Afrotropical. La familia tiene 29 géneros establecidos y el miná común está incluido en el denominado Acridotheres.

Hay diez especies de minás, pero hoy nos centraremos en la única presente en la lista de la IUCN, “Las 100 peores especies invasoras del Mundo”, el miná común o miná de la India. Es un ave compacta de alrededor de 140 gramos de peso, un poco más pequeña que el estornino, de color marrón avellana, cabeza casi negra con destellos iridiscentes, una llamativa mancha blanca en las alas y un parche muy característico -alrededor de los ojos- de color amarillo, como el pico y las patas; el ojo tiene el iris pardo o rojizo que a veces presenta pequeñas pintas blancas.

El miná común es un ave tropical que ocupa generalmente zonas abiertas, a menudo con cultivos y cerca de zonas antropizadas de las que obtiene amplios beneficios. Como las otras especies de minás, es un ave muy inteligente y altamente adaptable a los diferentes medios en que se instala. Hay etólogos que lo sitúan en rango de inteligencia sólo por debajo del kea (Nestor notabilis) y el cuervo (Corvus corax); es un animal altamente curioso y capaz de aprender mediante la observación de las situaciones. Durante la estación reproductora, los minás –monógamos- son muy territoriales y las parejas vecinas a menudo luchan de forma muy violenta. Estas características físicas y mentales tan importantes, unidas a su condición de omnívoro y un ratio alto de adaptabilidad a nuevos territorios lo convierten en un ejemplo extraordinario de especie invasora, de notable incidencia sobre el ecosistema invadido.

Son aves de hábitos mayoritariamente terrestres, que buscan comida en el suelo introduciendo el pico en el sustrato a la caza de insectos. Los principales invertebrados de los que se alimentan son larvas y adultos de escarabajos, chinches, orugas, gusanos, moscas, caracoles y arácnidos, principalmente capturados en el suelo, pero sobre todo en los arcenes de las carreteras. Pero es su dieta omnívora la que le permite un amplio rango de opciones para encontrar comida. Devoran huevos y pollos de aves terrestres y marinas, reptiles, néctar, semillas de especies invasoras, e incluso restos marinos sobre la playa o restos de mercados. Encuentran alimento en las basuras humanas, en los cultivos y en las áreas de cría de ganado, aprovechando incluso la comida de las mascotas domésticas. 

¿Qué los hace tan amenazadores?

Frente a las especies nativas, los minás comunes son territoriales y usan su superioridad numérica para de forma agresiva ganar y defender sus  territorios. Durante la época de reproducción, buscan con ahínco huecos (en la naturaleza o en las estructuras hechas por humanos) en los que anidar, tras acosar y desahuciar a las especies nativas.  Los minás de la India matan a los pollos de otras aves, tanto terrestres como marinas, y se comen los huevos del nido, frecuentemente tras herir o matar a los progenitores. Pueden ser vectores transmisores de enfermedades tales como la malaria o la viruela aviar e incluso la temida gripe aviar.

Para los humanos, los riesgos implican afecciones por parásitos o piojos en los nidos (cuando están en estructuras humanas, como techos de viviendas) y varias patologías que se pueden transmitir a través de las heces y su acumulación cerca de los nidos, pero especialmente bajo los dormideros, que suelen ser enormes congregaciones de ruidosas aves. Al vivir tan íntimamente ligados a los humanos, también pueden transmitir salmonelosis cuando merodean sobre las mesas de los restaurantes o cafeterías abiertas. Pueden afectar las conexiones eléctricas al posarse miles de ellos en los cables que conducen electricidad o al ser electrocutados en ellos y los decibelios alcanzados de madrugada o al atardecer en los dormideros son motivo de sentidas quejas humanas.

Todo esto, sin olvidar que compiten por el alimento con especies nativas, favorecen la dispersión de especies vegetales invasoras, desplazan a las especies nativas de sus lugares de origen y se pueden convertir en plagas para los cultivos.

Particularmente en el siglo XIX fue ampliamente introducido en multitud de lugares, especialmente islas, por cultivadores, sociedades de aclimatación, jardines botánicos y zoológicos. Hoy en día, su expansión está vinculada al tráfico de especies con las que se suministran las tiendas de animales (Europa) y la expansión de los viaductos petrolíferos, ya que son llevados como mascotas por los obreros, que posteriormente los abandonan o de los que se fugan (Rusia).

En España hubieron poblaciones reproductoras de minás, pero gracias a efectivas campañas de control y erradicación se consiguió eliminar totalmente la amenaza en los ecosistemas invadidos, especialmente frágiles al tratarse de las islas de Tenerife (2000), Gran Canaria (2006), Mallorca (2006) y Fuerteventura (2008). Actualmente el miná común es una especie invasora prohibida en España y sus islas por el Catálogo Nacional de Especies Invasoras aprobado con el  Real Decreto 630 del Agosto de 2013. La mayor amenaza ahora viene de las poblaciones reproductoras presentes en Portugal, sobre las que no hay ninguna acción de control.

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