Arroyo Yabebiry en la provincia de Misiones, Argentina
Si pensamos en pesca seguramente nuestras primeras imágenes serán de ambientes marinos o fluviales. Pero un elemento muy importante que debemos tener en cuenta cuando hablamos de la comunidad íctica son los arroyos, cauces secundarios o tributarios de ríos de mayor escala, que juegan un papel clave en la restitución del stock pesquero a corto plazo debido a su función, bien documentada por muchos autores, como nursery o área de desove y cría de numerosas especies de peces continentales.
No solo los peces migradores remontan la corriente para desovar, sino muchas otras especies, aun las de menor porte, encuentran en los arroyos un sitio adecuado para la reproducción, dadas las condiciones de transparencia, temperatura y velocidad de corriente, o bien por la cobertura vegetal ribereña que ofrece refugios donde los juveniles encuentran protección.
En los sistemas fluviales sujetos a modificaciones antrópicas como, por ejemplo el represamiento, se observa no solo cambios en la dinámica del flujo hídrico, cambio en las características físicas y químicas, pérdida de conectividad, por nombrar algunas, sino además se verifica la eliminación de potenciales áreas nursery para la reproducción de los peces y desarrollo de los primeros estadios de ontogenéticos debido al cambio de las condiciones hidrosedimentologicas, que modifican sustancialmente las condiciones ideales para esta actividad. Es así que los tributarios se convierten en ambientes sin modificar o con poca influencia donde estas acciones son llevadas a cabo.
Muchos estudios de Biología Pesquera han demostrado que la captura de hembras grávidas y pos-desovantes en cauces secundarios se condice con un registro, en los mismos sitios de muestreo experimental, de una alta abundancia de desoves y larvas en los primeros estadios de desarrollo, más aun en especies de interés económico, las cuales por lo general son grupos de gran porte.
Así estos cauces secundarios operan como verdaderos reservorios de variabilidad genética, de diversidad biológica, a partir del cual el stock pesquero del canal principal es mantenido. Y es por ello necesario que se tomen las medidas preventivas y de conservación adecuadas para proteger este hábitat y su función tan importante a medio y largo plazo.
Estas acciones incluirían:
- Protección del bosque marginal y la vegetación costera sumergida y semisumergida que ofrece refugio y alimento a los juveniles.
- Políticas de manejo de suelo en toda la cuenca para evitar vertidos de sustancias como, por ejemplo, los agrotóxicos.
- Respeto por las temporadas de veda, incluyendo en ella la pesca en tributarios.
- Aumento del conocimiento de la biodiversidad del área, para poder reconocer que especies utilizan el arroyo como nursery, cuál es su periodo de reproducción, talla a la cual alcanza la maduración sexual, hábitat y nichos específicos, presas y predadores naturales, entre otra información de interés.
Pensemos en los arroyos como portadores de las semillas que le darán vida al río y podremos comprender su importancia no solo para la restitución del stock pesquero, sino además para el mantenimiento de la diversidad biológica de la cuenca y tomar las medidas necesarias para su gestión, manejo y protección.
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